martes, 21 de agosto de 2007

El Show de Norita y sus amigos (Los periodistas)




Desde el primer momento en el que se conoció el asesinato de Nora Dalmasso, los periodistas se abalanzaron sobre el hecho noticioso, sedientos de algo que pudiera atraer la atención de la gente, sedientos de sensacionalismo.
El circo periodístico montado, se basó en la vida privada de la víctima y no en el asesinato en sí. Los medios centraron su atención en lo que Nora hizo o dejó de hacer en su vida, se habló de sus amigas, de sus amantes, de su matrimonio, de su familia, hasta el punto en el que a veces parecía que se olvidaban de que la señora de quien hablaban, había sido asesinada. Importaba más si Nora participó alguna vez del juego de la olla, cuantos amantes tuvo, cuan mal estaba su matrimonio o las preferencias sexuales de su hijo.
Se dijeron muchas cosas sin importar a quien perjudicaban. Poco a poco, Nora pasó de ser una mujer con doble vida y pasado oscuro, con un hijo gay a quien intentaba enseñarle las cosas buenas del género femenino y víctima de un violento juego sexual, a Norita, generosa mujer que ayudaba a sus pares, víctima de un asesino sin escrúpulos.
Muchas familias de la ciudad de Río Cuarto fueron afectadas por los dichos de los medios de comunicación. No se tuvo la precaución de corroborar la veracidad de las historias que rodeaban al crimen, solo se hizo más grande la posibilidad de lucrar a cuestas del asesinato de alguien. Hasta una desconocida prostituta se dio el gusto de decir que mantenía contactos sexuales con la víctima, las declaraciones rápidamente caldearon aún más los ánimos hasta que todo fue desmentido.
Todos sacaron provecho del Show del Crimen. Se imprimieron millones de remeras con la leyenda “Yo no estuve con Norita”, que fueron vendidas en todos los centros turísticos del país. Un atropello al respeto por el prójimo.
La cámara oculta a Facundo Macarrón me pareció una forma desesperada por obtener información de algún familiar directo a la víctima. Aunque no menosprecio la herramienta, considero que en ese caso debería haberse informado al entrevistado que la cámara estaba encendida.
En cuanto a la publicación de las fotografías del cadáver de la víctima, creo que fue una aberración, una falta total de respeto para la difunta, su familia y sus allegados. La divulgación de las imágenes, que por desgracia tuve la oportunidad de ver, fue un instrumento meramente lucrativo que nada positivo aportó al periodismo ni a la causa.
Creo que el periodismo serio fue dejado a un lado en esta causa. Los periodistas se convirtieron en típicas vecinas de barrio y se encargaron de inventar y tergiversar todo lo que se dijo sobre Nora Dalmasso.
Pero esta, es solo mi opinión.

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